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¿La pandemia alarga la brecha entre políticos y electores?

En tiempo de Coronavirus nadie quiere hablar de política, peor aún en países donde algunos líderes políticos están más estigmatizados que los pacientes de COVID 19, en sociedades donde se les ve con antipatía con énfasis en los que quieren reelegirse y su gestión ante la emergencia tiene techo de vidrio. Es una nueva realidad que estaría distanciando la brecha entre los políticos con los electores.

Aun con miedo e incertidumbre, se debe hablar de política con orientación científica y estudiada que sólo se obtiene de la academia, con entidades como Goberna y su cuerpo de consultores políticos. Temas, por ejemplo, como la salud, la esperanza de vida y las elecciones no deben distanciarse, sino aproximarse con información y estudios vinculantes en función de que en a través de la democracia participativa se escoge las autoridades que luego de gobiernan y deciden por ellos, con mayor relevancia en tiempos de crisis.

La democracia es buena para la salud

Hablar de política y Coronavirus, hace que la democracia cobre notabilidad porque en periodos electorales el pueblo que elige, y que por ahora está asustado por no querer enfermarse, confiere legitimidad a los políticos para que tomen decisiones por ellos. Asimismo, cobra valor la discusión sí “la democracia es buena para la salud”.

La idea de que la democracia es buena para la salud adquirió rango de conclusión científica en 2005, cuando epidemiólogos del Observatorio de Políticas Públicas y Salud (OPPS), realizaron un estudio que mereció reconocimiento de British Medical Journal.

Con esta nueva vía de investigación y reflexión se evidencia que los mayores niveles de salud de la población se dan en los países libres y democráticos, seguidos de los parcialmente libres, mientras que los países donde no hay un régimen político de libertades tienen peores niveles de salud.

“Las dictaduras y la falta de libertades podrían pasar a considerarse causas evitables de mortalidad, asegura tajante Cárlos Álvarez-Dardet, uno de los autores del estudio junto con María Teresa Ruiz Cantero y el colombiano Álvaro Franco”, cita una publicación del diario El País, el mismo año.

Si la democracia es buena para la salud, entonces debemos procurarla y son los partidos políticos los que deben asegurar procesos electorales transparentes, con participación ciudadana aun de forma virtual si tuviera que ser así, ofrecer seguridad sanitaria a los votantes y ultimar las reformas electorales necesarias en los países que buscan modernizar sus proceso, para que los que resulten electos y después decidan sobre el futuro de los ciudadanos, entonces gestionen mejor calidad de vida, salud y esperanza de vida para quienes los eligen.

En consecuencia, todo se debe reordenar en función de que las elecciones garanticen la estabilidad democrática de los países, garantizar el inicio de nuevos mandatos; presidencial, parlamentario y municipal.

Coronavirus y elecciones

Hay varios países de América y en otras latitudes que aún no asimilan que la Pandemia, pese a todas las dimensiones humanas y sociales que representa para los pueblos, también debe entenderse en medio del asecho sanitario deben desarrollarse procesos electorales que garanticen la participación ciudadana, ofrezcan seguridad sanitaria a los votantes y antes completar las reformas políticas que hagan más transparentes los comicios.

En consecuencia, todo se debe reordenar en función de ese objetivo, teniendo en cuenta la bioseguridad de millones de personas que tienen diversas formas de contactarse, tanto en la campaña política como el día de la elección.

Partidos Políticos en la emergencia

Tres elementos de los más importantes de un partido político son; su imagen pública, su independencia jurídica y su labor permanente, a tener en cuenta antes de tratar sobre sus funciones, las que hoy día, se les pone poco cuidado.

En momentos de emergencia nacional como esta Pandemia, el sustento y ayuda que reciba una población vulnerada y expuesta, tiene tanto significado el desprendimiento solidario de un ciudadano para otro, como una acción corporativa o institucional de un partido político con la población.

La imagen pública se fortalece o destruye en momentos de crisis para un partido político, cuando su comportamiento es auditado por los ciudadanos día a día viéndose en penas, pero también se pone a prueba la independencia legal que le da vida y autonomía a la institución política sobre sus programas y proyectos frente a la población a la que se deben o por la que se deben arriesgar.

Entonces la puerta de la labor permanente de estas organizaciones se cierra, y la población vulnerable, más aguda en sus sentidos y juicio crítico, abre una ventana y se detiene sólo a ver su labor en momentos de crisis, de la que sólo recordará esa acción temporal.

Sobre las funciones de un partido político a las que hoy día, se les pone poco cuidado, se vuelven más considerables en momentos de crisis porque la población se vuelve más perspicaz y con más ánimo de fiscalizar.

Por ejemplo, en un Partido Político, la función social se vuelve más relevante cual es atender problemas nacionales, poner el dedo en la llaga o hacer valer su autotomía de decidir y decir, presente en una emergencia, y se vuelve menos importante la función institucional de preparar a sus líderes, acrecentar su membresía y organizar estructuras a nivel nacional.

Los sistemas democráticos requieren de organizaciones políticas que respondan a las paulatinas voces ciudadanas, más exigentes y orientadas a la transparencia y la rendición de cuentas y en momentos de crisis más que en otros tiempos, se requieren Partidos Políticos que combatan la corrupción e inequidad.

Es un buen momento para que los Partidos Políticos actualicen sus agendas y fortalezcan su rol de representación de las necesidades y aspiraciones fundamentales de la población, incorporando protocolos de solidaridad y acciones a favor de la población ante las emergencias y consideren como una tarea educativa y cultural supervisar la conducta partidista y el desarrollo de su buen comportamiento en momentos de crisis.

Para que haya elecciones deben coordinarse las autoridades sanitarias continuamente con las entidades electorales, pero también deben participar todos los grupos de interés en la construcción de un nuevo escenario electoral, quizás deba conformarse un comité especial de elecciones con grupos de trabajo con un formato especial por la pandemia.

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