Frente a las vicisitudes que se han presentado a lo largo de estos últimos tres meses del año en curso, fenómenos sociales, políticos y culturales que no han estado vinculados a la pandemia del coronavirus, han quedado fuera del marco de la relevancia social o por lo menos no han tenido el impacto o alcance que se hubiera esperado. Vivimos en un mundo en donde las relaciones interpersonales son indispensables para el ser humano, tanto así, que el confinamiento nos ha afectado al autogenerarnos una ansiedad por querer salir y retornar a nuestras actividades habituales de siempre con un toque de interacción con los otros, sin embargo, son estas mismas actividades que se nos han sido prohibidas para contrarrestar a un enemigo invisible que hasta el día de hoy se ha llevado cientos de miles de vidas humanas y ha destrozado la economía de familias enteras, países y regiones. Al parecer el mundo se ha centrado en buscar maneras de trabajar desde casa, autoeducarse mediante plataformas virtuales e incluso disfrutar mas tiempo de su familia. Actividades enriquecedoras que de alguna manera dan cuenta de lo que está hecho el ser humano. Un ser que busca superarse pese a las problemáticas que vive el mundo entero. Lo curioso está en que entre otros temas de importancia social, el tema político ha quedado limitado en todas sus aristas. Ésta que ha sido un fenómeno permanente de coyuntura y opinión diaria en todo nivel (personal, familiar, laboral y regional), pasa desapercibido incluso cuando se trata de acciones que pueden cambiar el rumbo de una sociedad ya sea para bien o para mal. Es este el caso ecuatoriano en donde estamos a puertas de inscripciones para las candidaturas a elecciones presidenciales y la opinión pública no ha generado un discurso fuerte ante ello, algo que históricamente ha sido fuertemente comentado desde el ciudadano de a pie. Ahora es más fácil memorizarse las cifras de contagios por ciudad, conocer cuantas pruebas rápidas de covid-19 ha adquirido cada municipio o incluso saber detalladamente cuantos muertos ascienden diariamente por la pandemia en el país, pero no somos capaces de analizar y conocer por ejemplo cuales son los planes de gobierno en los que estarían trabajando los potenciales candidatos a presidente y otras dignidades. Conocemos la gran mayoría de sugerencias que nos da la Organización Mundial de la Salud relacionado a cifras y medidas en nuestro país que ha sido uno de los más golpeados en la región por la incapacidad de gestionar correctamente el sistema de salud pero desconocemos el perfil de los posibles presidenciales omitiendo incluso pasados políticos o actividades actuales que pueden ensalzar o hundir sus mismos perfiles. Se barajan nombres, se emiten ideas vagas, especulaciones, rumores y demás mensajes que se quedan lejos de colarse en el tema de discusión ciudadana y es que el confinamiento ha sido mas que suficiente para que las sociedades vuelquen sus ojos y pensamientos hacia otros campos. A pesar de que la era tecnológica es parte fundamental de nuestra vida, espacios como las redes sociales no dan cuenta de lo que también debería ser trascendental. Los espacios de odio y calumnia gracias a las fake news no dejan de operar, sin embargo, el tema de fondo no existe no se discute y no se concluye nada. La izquierda y la derecha trabajan arduamente para generar sus estrategias política de cara a las próximas elecciones y la gente al parecer no se ha dado cuenta de aquello. Varios casos de corrupción que acechan no solo al Ecuador sino a nivel de todo el globo es tema de debate en todos los canales de comunicación ya sean estos redes sociales o medios tradicionales y se presenta como una cortina de humo en donde el tema de campañas políticas es como que no existiese. El ecuatoriano se ha dormido y se ha quedado relajado frente a lo que pueda pasar en las próximas elecciones. Se viene un nuevo rumbo para el país, la oportunidad de corregir lo que este mal y de mejorar lo que ya iba bien. Es importante que las sociedades no dejen de lado los temas que históricamente le interesan un país, es necesario el debate político, la opinión del ciudadano más sencillo hasta de el líder mas influyente, es menester estimular los campos políticos que a muy pocos les interesa, vincular a las nuevas generaciones a empaparse de temas que recaerán también en ellos, generar buenos canales de comunicación para que la gran mayoría de masas pueda enterarse de las gestiones políticas en su país y así generar demandas coherentes a la calidad de vida de cada sociedad, con esto generaremos líderes más empáticos con sus mandantes y coherente con las necesidades de sus pueblos.
Andrés Loja Correa (Ecuador)
Licenciado en Comunicación Social con mención en Periodismo de Investigación, Experto en Comunicación Política por la Universidad Indoamérica y Consultor Político certificado por Goberna, Productor audiovisual y Editor General de Contenidos en MC Productions NJ, CEO de Vizzore Comunicación.