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Episodio 3: Conocimiento en estrategia militar

Esto lo mencioné en el primer episodio, lo traigo de regreso, la consultoría política tiene más en común con la estrategia militar que con la publicidad. Esto no lo digo para desmerecer, sin embargo, si hablamos de conceptos, tácticas y estrategias, todo esto fue tomado por los primeros estrategas políticos de las ciencias militares. Teóricos muy conocidos como Maquiavelo (considerado el padre de la ciencia política) se vieron fuertemente influenciados por obras como “El Arte de la Guerra” para escribir sus propios aportes. Es que la política y la guerra tienen mucho más en común de lo que parece a simple vista.

Muchos conceptos ampliamente difundidos fueron adaptados de las campañas militares a las campañas electorales e irónicamente muchos no conocen la relación. La misma palabra “campaña” fue adaptada desde lo militar, los tipos de campaña: aire, mar, tierra; estrategia de defensa y de ataque, el uso de inteligencia, guerra sucia, cuartel, cuarto de guerra, militantes, entre otros. Muchos factores y métodos son replicables cuando se trata de una campaña electoral, aun cuando no se trata del mismo contexto ni están en juego las mismas cosas.

El concepto de “cuarto de guerra” por ejemplo, o como lo llamamos en Goberna: War Room, es de suma importancia en el proceso de construir una campaña ganadora. Al igual que en una estrategia militar, la estrategia política requiere de un objetivo para movilizar sus tropas hacia él, del mismo modo, las tropas pueden traducirse al equipo que compone el War Room. La persona a cargo de la estrategia y quien guía a las tropas es el “general”, en el caso de una campaña política este sería el consultor o estratega político. Y para poner la estrategia en marcha, tanto en lo militar como en lo político, es necesaria una ruta operativa con actividades y tiempos específicos.

Por un lado, menos obvio, otros conceptos desarrollados en época de guerra también fueron adaptados a los tiempos modernos y aplicados a la política y los negocios, como es el caso de la propaganda y la psicología de masas, o cuando se habla de estrategias de defensa y ataque, o de campañas grises y negras. En estos casos, no se usan las mismas técnicas por haber cambiado los tiempos, pero la modificación a un contexto democrático y virtualmente conectado no puede negar su origen.

En una campaña política no están en juego las mismas situaciones que en una campaña militar, pero es innegable que se comparten variables y por ende se puede compartir método. La evaluación del terreno, el tiempo establecido para los avances teniendo en cuenta factores externos y su influencia (en política, por ejemplo, podrían ser las fiestas religiosas), la capacidad financiera, el uso estratégico de los militantes, determinar qué factores intrínsecos del territorio pueden jugar a favor o en contra y sobre todo, conocer al enemigo antes de enfrentarse a él. La política viene a ser otro campo de batalla.

En conclusión, la estrategia política guarda su relación más estrecha con la estrategia militar en el paralelismo que existe en la relación de factores, pues no se trata solo de candidato y electores, la política se mueve en un campo un tanto más complejo donde es necesario tener en cuenta el electorado, el territorio y el enemigo al momento de armar la estrategia. Siempre voy a recomendar el estudio de la polemología y de ciencias militares, esto no ayuda solo a conocer de dónde vienen los términos y a entenderlos mejor, sino que, haciendo un simple ejercicio de comparación, una buena parte de lo estudiado en el ámbito militar puede fácilmente aplicarse a lo político.

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