Bolivia es un país que ha tenido una importante presencia en la región latinoamericana en las últimas décadas. Tiene 41 años de democracia, y una larga historia de lucha por la justicia social y la defensa de los derechos de los pueblos originarios, entonces son las pautas para creer que Bolivia ha liderado en muchos aspectos en la región, la lucha contra la pobreza extrema, la promoción de políticas sociales y el reconocimiento de la diversidad cultural.

Sin embargo, Bolivia también ha enfrentado importantes desafíos en su camino hacia el liderazgo de Latinoamérica. Uno de ellos ha sido la lucha contra la corrupción y la consolidación de su democracia, a pesar de tener un gobierno socialista por más de 15 años, este presentó altibajos, que casi pusieron en riesgo, en más de una ocasión, el proceso democrático.

La crisis económica que dejó la pandemia del COVID-19, es solo un elemento de otros que reflejan en su actualidad la situación macroeconómica y con referencia al riesgo país que muestran algunos informes económicos internacionales, como el índice JP Morgan Chase.

Bolivia ha dependido en gran medida de la exportación de materias primas, como el gas y los minerales, lo que la hace vulnerable a los cambios en los precios internacionales y a la volatilidad del mercado. Es por eso que Bolivia necesita invertir en sectores innovadores y promover políticas que fomenten el desarrollo económico sostenible.

A pesar de estos desafíos, Bolivia tiene importantes oportunidades para consolidar su liderazgo en la región. Uno de estos oportunidades es el compromiso del país con la integración regional. Bolivia ha sido un fuerte defensor de la unidad latinoamericana y ha promovido iniciativas para fortalecer los lazos entre los países de la región. Esta posición estratégica podría permitir a Bolivia desempeñar un papel clave en la definición de una agenda regional más integrada y coordinada.

En resumen, Bolivia tiene un importante papel que desempeñar en el liderazgo de Latinoamérica, pero para hacerlo con éxito, debe superar sus desafíos y aprovechar sus oportunidades. Sin embargo, en el ámbito político, la estrategia de la división, para nuevos líderes al interior del partido gobernante, no serían una respuesta efectiva.