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Tensión en la Unión Europea por la distribución de vacunas

En medio de acusaciones de «nacionalismo y proteccionismo» desde Londres, debido a su mecanismo de control para la salida de dosis, y a pesar de la precaria situación del continente en comparación con EE.UU. o Israel, la Unión Europea ha exportado más vacunas de las que ha administrado. Los 27 miembros de la unión han inyectado 62 millones de dosis, pero han permitido la salida de 77 millones de dosis. Se dice que hay crisis de liderazgo, de inocencia, de errores. Que hay retraso en los contratos, de mala gestión, de falta de previsión o de inversión. Ya sea que sea cierto todo esto o lo sea en parte, lo que explica que el ritmo de vacunación en Europa sea diferente de los que tienen procesos más avanzados es que tienen reglas distintas.

La presidenta de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, mostró este jueves datos completos sobre exportación de vacunas. El resultado es que las farmacéuticas que tienen contrato con la unión han suministrado 88 millones de dosis a los 27, pero en el mismo plazo han salido 77 millones hacia 33 países diferentes. Por ejemplo, Reino Unido ha recibido 21 millones de vacunas de las fábricas continentales, pero no ha salida ni una sola dosis de las instalaciones británicas hacia la UE, como tampoco ha llegado algún desde EE.UU. De esta forma, solo un bloque está cumpliendo sus obligaciones con sus ciudadanos, con los países más pobres, con sus vecinos y sus socios.

De esta forma, el mecanismo reforzado anunciado el miércoles por la Comisión, y respaldado por los líderes, permitirá bloquear no sólo a las empresas que incumplan sus contratos con la UE, sino a los países que no respetan la «reciprocidad y proporcionalidad». Esto último hace referencia a que si un gobierno no permite la exportación de vacunas al extranjero no podría recibir vacunas fabricadas en las instalaciones de la UE, así como también pueden suspender exportaciones si el suministro europeo está en peligro o va hacia un país con una situación aventajada. Cabe recordar, por ejemplo, el caso de los 29 millones de vacunas de AstraZeneca encontradas afuera de Roma con destino al Reino Unido, de las que nadie en Bruselas tenía constancia.

Pero el tema ha generado tensión dentro del bloque. Algunos países temen que haya más que perder que ganar pues, aunque de EEUU o Reino Unido no llegan dosis, sí salen materiales, así como también de Asia. Es por ello que se pide prudencia, pero también contundencia para que Bruselas sea respetada. A ello se suma la “rabieta” de Viena: una especie de rebelión interna por parte del canciller austríaco Sebastian Kurz que se queja de que no tiene suficientes vacunas y quiere más. Austria reclama más cantidad de la que le correspondería de acuerdo con el sistema de reparto equitativo para la distribución de vacunas, a pesar de que hay otros países como Croacia o Bulgaria que sí necesitan más. Al final, se logró calmar los ánimos y a pesar de no ser una crisis profunda es una muestra de la desesperación, malestar y división en ciertos lugares.

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