La relación entre los antiguos rivales de la Guerra Fría parece calentarse con las recientes declaraciones de sus jefes de Estado. Luego de la presentación de un informe por las agencias de inteligencia estadounidense en las que se concluye que Rusia interfirió en las elecciones de 2020, el presidente Joe Biden advirtió que el líder ruso, Vladimir Putin, “pagaría un alto precio”.
Asimismo, en una entrevista en la cadena ABC, Biden estuvo de acuerdo con George Stephanopoulos en que Putin era un “asesino”. La acusación, dice el Kremlin, no tiene precedentes, pues nunca un presidente estadounidense ha utilizado esos calificativos contra líderes rusos. El ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, demandó una explicación, mientras que el portavoz de Putin juzgó el comentario como una señal de que no hay intención por reparar las relaciones con su país.
El mandatario ruso le respondió con la frase “al que llama nombres se le llaman esos nombres”, que puede traducirse como “hace falta ser uno para reconocer a otro” o “quién lo dice lo es”. Putin también le deseo “buena salud”, haciendo una sutil referencia a la edad del presidente estadounidense y dijo que “siempre vemos nuestros propios rasgos en otras personas”, además de invitarlo a un debate virtual.
Las declaraciones han enfurecido a miembros del Senado ruso, quienes han pedido que EE.UU. pida disculpas. El incidente puede ser interpretado como un mensaje de la voluntad que tiene Biden para enfrentarse directamente a Putin, diferenciándose de la posición del expresidente Trump. De esta forma, se intenta cambiar la percepción en Moscú y Beijing de que EE.UU. se encuentra debilitado y que está dispuesto a una confrontación de ser necesaria.