La renovación del sistema político colombiano, a partir de la constitución de 1991, ha venido presentando cambios sustanciales influenciados por la democratización de una agenda y la modernización de una vida social. Aunque exista una percepción poco confiable sobre el sistema político tras la ingobernabilidad de antaño y la poca o escasa capacidad de las instituciones para generar políticas públicas que verdaderamente resuelvan las necesidades ciudadanas, se le atribuye una nueva articulación de respuesta como instrumento mediático entre los ciudadanos y el Estado, lo cual se deriva en los próximos consejos nacionales de juventud.
Si bien es cierto que a partir de la incidencia del Paro nacional se empezó a advertir un nuevo fenómeno político con la creación de diversos grupos de jóvenes en las diferentes ciudades del país, desde el 2013 con la Ley 1622 ya Colombia contaba con un mecanismo autónomo de participación de los jóvenes en relación con las agendas territoriales. Sin embargo, solo hasta el próximo 28 de noviembre, se realizará por primera vez la elección de los Consejos Municipales y Locales de juventud, algo que sin duda genera propuestas para el desarrollo social y político de todos los jóvenes.
Con ello se busca que a nivel local jóvenes entre los 14 y los 28 años tengan la oportunidad de participar en la política y tomar decisiones de los órganos colegiados frente a los temas de juventud. Configurar respuestas aceptables para los diversos actores políticos de la sociedad, fortalece la gobernabilidad democrática, por lo que el establecimiento de estos mecanismos incluyentes y formalmente constituidos, hace un poco más sostenible el grado de confianza política de una generación que históricamente, ha tenido poca incidencia.
En general, los jóvenes siempre han sido reconocidos por estar centrados en intereses particulares y por una apatía política. Pero lo que no se tiene en cuenta es que estos, también son sujetos políticos con capacidad de transformar conscientemente contextos relacionados con el ejercicio ciudadano y la practica política. Quizá el juicio que suele señalar negativamente a este segmento de la población, ha afectado la relación entre juventud y política, y que a demás, no se de la aproximación real a los escenarios cotidianos de participación.
Es común que en la actualidad la participación de los jóvenes en la vida política se ha ido configurando en diferentes contextos a los “tradicionales”. Espacios públicos, manifestaciones, medios de comunicación y ámbitos académicos, implican un nuevo modo particular se ser en pro de las constitución y promulgación de la democracia, y en el que se vivencia que, la mayoría de la juventud toma la bandera de la inclusión, la diversidad, la igualdad y el bien común.
Más allá de un reconocimiento de participación juvenil, lo anterior supone reorganizar y hacer funcional, un mecanismo que ha hecho parte de la agenda muchos años, parte para formar un plan de gobierno y para establecer un marco constitucional garante de dinamizar, fortalecer y consolidar espacios de participación y formación ciudadana para todos, empezando desde la juventud misma. Las dinámicas actuales y los retos que simula el sistema político, deben hacer mención no solo a la institucionalidad como gobierno sino a establecer una estrecha relación con el pueblo colombiano para una mayor compresión en la definición de las necesidades sociales.