Serie 3: 5 claves de la oratoria política
Episodio 2: Redacta un discurso
La habilidad de improvisación en la oratoria es sin duda importante, pero no podemos subestimar el poder de la preparación previa y la redacción cuidadosa de un discurso. Como candidato, es esencial tener ideas y convicciones claras, pero también es crucial saber cómo comunicar esas ideas de manera efectiva.
En este episodio quiero hablar de la importancia de la redacción del discurso, pues en muchas ocasiones se subestima esta parte del proceso y hasta se le considera innecesaria. Sin embargo, como consultor y en base a mi experiencia, soy fiel defensor de que en cada ocasión en que sea necesario hablar frente a un público, ya sea una entrevista, debate, meeting, conferencia, etc, las ideas deben haber sido previamente escritas y estructuradas para su estudio y asimilación por el candidato.
Es cierto que hay momentos en los que la improvisación es necesaria, como en encuentros no planificados, preguntas que no fueron preparadas anteriormente o escenarios inesperados. Pero la improvisación no debe ser la primera opción, sino más bien el último recurso. Cuando se improvisa desde el primer momento, se corre el riesgo de perderse en tangentes y perder la estructura y el mensaje central de su discurso.
La redacción del discurso y la estructuración previa son esenciales para asegurarse de que su mensaje sea coherente, persuasivo y claro. Al escribir y estructurar su discurso de antemano, podrá organizar sus pensamientos y argumentos de manera más efectiva, y también podrá anticipar posibles preguntas y argumentos en su contra. Errores comunes como perder el foco, soltarse argumentos importantes, no saber cómo concluir, o cómo empezar, etc, son todos escenarios que pueden ser previstos al contar con un discurso redactado.
Con esto no quiero decir que sea mejor salir con tarjetas en mano o memorizar al pie de la letra, lo que quiero decir es que nunca será una buena estrategia que el candidato salga a hablar en público sin saber previamente lo que tiene que decir. Tener una fuerte convicción y no saber comunicarla es lo mismo que no tenerla. Al redactar se pule el lenguaje, el orden, la duración, se adapta en función al tipo de escenario y al público, en otras palabra, se optimiza la transmisión del mensaje.
Como consultor no se puede dejar este tipo de factores al azar, es su responsabilidad que se tomen todas las precauciones necesarias y la redacción del discurso es una de las más importantes. Tampoco tiene que ser el consultor quien lo redacte o el mismo candidato, puede ser un tercero, pero definitivamente debe existir una estructura con argumentos e ideas claras que permitan que el candidato no tenga que salir a improvisar a menos que sea estrictamente necesario.