Todo político debe ser carismático en la medida de sus objetivos, pero el arquetipo del amigo es el que realmente explota esta característica. En este episodio quería hablar de este arquetipo porque es uno de lo que el mismo candidato tiende a escoger antes de conocer la opinión del consultor. Es muy atractiva la idea de ser el político amigo, ser querido y tener una relación cercana con los votantes, pero no todos pueden entrar en sus zapatos. El político amigo debe ser sociable, amable, atractivo, y tener la energía suficiente para sostener esta actitud en el tiempo.
El político que adopta el arquetipo del amigo busca establecer una relación de cercanía y empatía con los ciudadanos. En lugar de presentarse como un líder distante y autoritario, se muestra como alguien accesible, comprensivo y dispuesto a escuchar las preocupaciones y necesidades de las personas. Este enfoque crea una atmósfera de confianza y genera la sensación de que el candidato es alguien con quien se puede contar en situaciones difíciles.
Rafael Correa, durante su presidencia en Ecuador, encarnó el arquetipo del amigo de manera notable. Durante su mandato, Correa se esforzó por construir una imagen de cercanía y empatía con el pueblo ecuatoriano. Su enfoque se centró en abordar las desigualdades sociales y promover la justicia tributaria, así como en el desarrollo de infraestructuras, como una red caminera moderna, que benefició a las comunidades y mejoró la calidad de vida de los ciudadanos.
La comunicación y la publicidad desempeñaron un papel fundamental en la construcción del arquetipo del amigo para Correa. Su lenguaje cercano y su capacidad para transmitir calidez y empatía se reflejaban tanto en su discurso como en sus expresiones faciales y su forma de hablar. Estos elementos contribuyeron a consolidar su imagen como alguien con quien las personas podían identificarse y confiar.
No se puede imponer el arquetipo del compañero, no es sostenible. Para ser auténtico y efectivo en este rol, el candidato debe poseer cualidades intrínsecas de calidez, cercanía y empatía o no le va a salir. El arquetipo del compañero se basa en la autenticidad y la capacidad de establecer vínculos genuinos con los ciudadanos. Si estas características no son naturales en el candidato, resultará difícil construir este arquetipo de manera creíble y efectiva.
Este arquetipo genera una respuesta positiva en el electorado, ya que promueve la sensación de que el político está dispuesto a acompañar a las personas en sus dificultades y a trabajar junto a ellas para superar los desafíos. Esta cercanía y empatía generan confianza y lealtad en los votantes porque sienten que el candidato se preocupa por sus necesidades y aspiraciones, pero también es una imagen muy fácil de destruir y nada es peor que un votante que se siente traicionado. Por eso deben tener cuidado de no mandarse a intentar llenar una personalidad o esencia que no les queda.
En el siguiente episodio hablaré del arquetipo del héroe, otro también muy reconocido. Espero que hayan disfrutado la lectura y no olviden revisar nuestro fondo editorial.