Hoy se cumplen más de 20 días de movilizaciones en el marco del Paro Nacional y, muchos ya son los resultados y los enormes retos que le toca afrontar al país, sobretodo en los próximos comicios electorales, y claramente, para el próximo mandatario que asuma las riendas de Colombia. Todo eso se ha dejado entrever estos días. Los colombianos han tomado la determinación de detener esa característica de la política que se deriva en “más de lo mismo”.
El panorama está totalmente claro, las perspectivas futuras de la construcción de país están mutando, al igual que las exigencias. Salud, empleo y educación, es lo que más piden los jóvenes en la calle. Que existan verdaderas oportunidades para que estas nuevas generaciones tengan una realidad tangible y, que no sea solo que el “futuro” de Colombia estudie para irse de Colombia.
Hoy, en medio de todo esta situación tan incierta, el Paro Nacional ha logrado tumbar dos reformas, que eran proyectos prioritarios en la agenda del gobierno, y dos ministros. Sin embargo, la gente sigue saliendo a las calles a manifestarse de manera masiva y continua en muchos lugares del país al mismo tiempo.
Sumado a lo anterior, existe una acción colectiva que no tiene jefes claros, ni jerarquías (o más bien están enredadas) con una diversidad de expresiones, consignas y decenas de iniciativas que no permiten organizar o generalizar las peticiones por las cuales se tiene en paro al país, aunque el comité de paro cuente con un documento de 19 puntos en el que los voceros de la protesta exigen garantías. Como si fuera poco, los casos de violencia, los desaparecidos, los abusos, los heridos y el uso excesivo de la fuerza siguen aumentando de manera alarmante. Se siguen peleando todos con todos, y como desde un principio, terminan afectando lo que están defendiendo.
Por otro lado, los grandes medios de comunicación contando las historias a medias, las redes sociales desinformando y a su vez, mostrando la realidad desde otra cara de la moneda, los partidos políticos sin una clara pronunciación y una oposición dividida, que solo hace cálculos políticos para las próximas elecciones, en vez de actuar y reaccionar de manera sensata con posibles soluciones, es lo que tenemos frente a nuestros ojos. Todo esto, sin contar con un gobierno que prefiere aparecer paulatinamente, sin responsabilidad política y que no ha sabido escuchar las demandas o tener empatía frente al malestar social.
Por ultimo, si ya salieron a marchar, ojalá salgan a votar. El verdadero anhelo de cambio se deberá ver reflejado en las urnas ya que es el momento que tendrán realmente los colombianos para comenzar la transformación política y estructural conforme lo han estado manifestando en las calle, y que como muchos dicen, lo están pidiendo desde 2016. De lo que se trata es que se construya más democracia y menos violencia, más país y menos vacío de poder, mejor instituciones y menos corrupción.