Ante todo el estallido social que ha venido sacudiendo a Colombia en las ultimas semanas, se han tejido hechos significativos, que de manera conjunta, pueden ser un factor decisivo para las presidenciales del próximo año. Como ya se sabe, la jornada pre electoral arrancó y consigo muchos de los personajes se han empezado a preparar y a perfilar para liderar las intenciones de voto. Pero lo que se ve por ahora, es la misma lucha de extremos que alimenta la polarización política.
Al igual que la primera entrega de este análisis, los nombres en la lista de precandidatos sigue creciendo, sin embargo, ya han sido muchos los que también se han descartado, como lo es el caso de la Vicepresidenta Marta Lucía Ramírez. Si bien, oficialmente las campañas comienzan el 29 de enero, se puede decir que esta cerrera por la Casa de Nariño empezó desde el instante en que se reconoció el triunfo del hoy presidente Iván Duque, ya que desde entonces, contrincantes como Gustavo Petro, notificó al país su intención de volver a intentar llegar al poder. O Sergio Fajardo, quien pese a haber dicho en un principio que no volvería a aspirar más, se abrió a otra candidatura anunciando la construcción de su propuesta recorriendo el país entero.
Lo más preocupante de este entorno, que ya es bastante complejo, es que se está manejando el discurso que la democracia es la única herramienta para superar este problema, y se está dejando de lado el hecho de que esta, al igual que la pobreza, el desempleo, la desigualdad, la violencia, el narcotráfico, las disidencias de las Farc, el postconflicto, la corrupción, el Covid-19 y otros problemas más, hacen parte de esta crisis.
Entre otras razones, se ha visto que la democracia es tan vulnerable a la acción corrosiva de los gobernantes elegidos en tiempos de crisis, porque aunque sean elegidos popular y transparentemente, trastornan las reglas y los procedimientos que les dieron paso al poder. Debe reconocerse que en países con “enfermedades” iguales que a las que hoy se viven en Colombia, han utilizado a los mecanismos democráticos para llegar al poder y luego liquidarlos. Cabe aclarar que esta acción es utilizada por distintas ideologías extremas.
Hasta ahora, la izquierda parece tener un candidato seguro con Gustavo Petro, quien continua liderando la intención de voto, que por cierto, es el único que nunca se ha visto en el tintero de descartar su candidatura. Y que además, ha dejado ver en varios tweets que el país tendrá un cambio con las elecciones de 2022 y que más pronto de lo que se piensa, podría llegar a la presidencia.
Por otro lado, fueron 1945 personas encuestadas por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag), dentro de las cuales han dejado ver que Petro dobla a Sergio Fajardo, quien hasta ahora es su más fuerte contendor; cuadriplica a Juan Manuel Galán, otro muy nombrado aspirante por el centro; y luego sigue Humberto de la Calle, un político conocido en el país especialmente por su papel como Jefe del Equipo Negociador por parte del Gobierno en el proceso de paz. Es importante destacar que todos, excepto Gustavo Petro, hacen parte de la Coalición de la Esperanza, que reúne varios actores políticos de centro, y que llevarán a un candidato único a las urnas.
Sin embargo, con respecto a la imagen que tienen los encuestados frente a algunos dirigentes, el Centro Democrático, partido de gobierno, aún no ha definido su candidato, como tampoco los conservadores. Y la alianza entre los exgobernadores y exalcaldes fuertes, apenas sigue cocinándose. Entre tanto, lo que más llamó la atención fue el anuncio del exalcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, quien aspirará a la presidencia impulsando su candidatura con recolección de firmas.
Ante este panorama, es claro que la lista de precandidatos se irá modificando con el tiempo, por lo que en estos momentos no es útil estudiarlos uno a uno. Como siempre, la amplia lista de precandidatos se reducirá en un 80 o 90 % para conformar la lista final de candidatos. Lo que si preocupa es que a esta punto, más que propuestas para atacar desde raíz los problemas nacionales, han salido a flote todo tipo de ataques contra la imagen de sus rivales políticos. La preservación de la democracia colombiana y el emplearla como instrumento para afrontar nuestros problemas está solamente en manos de los ciudadanos.