Es probable que la Minga Indígena cuente con más experiencia en manifestaciones que cualquiera de los otros movimientos políticos del país. No hay que olvidar que este movimiento de protesta, nació en el suroccidente de Colombia con comunidades indígenas como los Pijaos, los Nasa y los Yanacona a finales del siglo pasado, y que, en lo corrido de estos últimos años, ha alzado su voz para entablar un dialogo político con los diferentes gobiernos nacionales en busca de la reivindicación de sus derechos.
Una cosa es lo que la palabra minga significa y otra lo que representa en el país. En quechua, la palabra “minga” hace referencia a la reunión de diversos actores, saberes y herramientas en busca de un objetivo común. Para otros, es sinónimo de trabajo colectivo y gratuito con fines de utilidad social. Pero en Colombia, este término tiene un significado que hace alusión a la unión de varias comunidades indígenas en busca de un beneficio mutuo. Así, esta institución precolombina, en el reciente contexto de movilizaciones, se ha unido con unas consignas de mayor ímpetu que en sus últimas apariciones.
La comunidad indígena de Colombia, representa un 5% de la población total. Existen alrededor de unos 66 pueblos, de los cuales 34 se encuentran actualmente en vía de extinción, según la ONU. Y, según cifras oficiales, la pobreza en poblaciones indígenas es del 63%. A eso se le suma la difícil situación estructural de los indígenas en el país. Por lo que esto hace que no sea la primera vez que las comunidades indígenas se organicen para exigir respuestas ante el gobierno.
Desde las movilizaciones de 2019, mas claramente, la minga ha sido enfática en cuatro puntos que buscan tratar de resolver con el presidente: asesinatos a lideres sociales, incumplimiento en el acuerdo de paz, incumplimiento en el pacto logrado en las anteriores movilizaciones de 2019 y la concentración del poder por parte del presidente. De hecho, muchos son los analistas que argumentan, que la minga es, por derecho propio, la herramienta con la que cuentan ante la ausencia indiscutible de discusión democrática, participación y ausencia de Estado dentro de sus territorios.
Muchas han sido las críticas que se les han realizado a su accionar reciente puesto que se han visto involucrados en los distintos actos de violencia en Cali, el epicentro de las protestas colombianas. Sus mismos miembros expresan que solos tienen que ver con “la resistencia en busca de la reivindicación de derechos y la construcción de un país mejor”, sin embargo, los videos en redes sociales demuestran lo contrario. Además, se han reproducido imaginarios de la intervención e influencia de grupos armados.
No cabe duda que este es un medio que han usado repetidas veces, con el propósito de posicionar sus reivindicaciones y reclamos dentro de la agenda nacional y del debate público. Además, las movilizaciones son un componente importante en cualquier democracia, pero hay que ver hasta qué punto resultan siendo tan pacíficas estas protestas. Una mirada más profunda a este tema, permitiría entender la fuerza real que este grupo podría tener como herramienta dentro de la política.